In Lak’ech

Los Maya tienen una forma de saludar y despedirse. “In Lak’ech”, se susurran. Significa “tú eres otro yo”. Nuestros ancestros veían el Universo en unión. Todo estaba conectado. Tú, yo, él, ella. Pero también nosotros con los animales, con las plantas, con los minerales, con nuestros antepasados y con los astros. Con la Naturaleza y todo lo que es. Todo lo que existe en esta vida guarda una relación con otro. Una conexión respetuosa. Poderosa. Armoniosa.

 
“In Lak'ech”. Significa “tú eres otro yo”
 

In Lak’ech. Tú eres otro yo, hermano y hermana. No nos separa el idioma que hablamos, ni el color de nuestra piel, la persona a la que amamos, el Dios al que rezamos, ni la dieta que elegimos. No somos entes aislados. Existimos en relación a todo lo que nos rodea, en comunidad, en equilibrio, en unidad. Pero en algún momento de la vida, perdimos esa conexión. Nos olvidamos de esa capacidad de compasión. Hacia nosotros mismos y nuestros hermanos. Hacia los animales. Hacia la Tierra. Y comenzamos a odiarnos, a juzgarnos, a aniquilarnos, a destruirnos.

In Lak’ech. Tú eres otro yo, Pachamama. Akna. Papahānaumoku. It Bunoo. Gaia.  Madre Tierra. Tierra que te quemas. Tierra que te inundas. Tierra que te derrites. Tierra que te desvaneces.

Hoy te veo arder. Hoy te veo inundada. Hoy te veo derritiéndote. Hoy te veo destruida. Y se me rompe el alma, porque pareciera que no hay vuelta atrás. Pero en medio de tanto sufrimiento, de tanta pérdida, de tanta desconexión, hoy recuerdo la voz de esos sabios del pasado y te digo: In Lak’ech, Madre Tierra. Porque yo no existo sin ti; tú no existes sin mí; estamos conectados. Te respeto, te protejo, te riego y te siembro. Te honro.

El futuro es colaborativo. El futuro es compasivo. El futuro es posible si volvemos a nuestras raíces más simples. A esas raíces de comunidad, de unión con todo lo que existe, de respeto por los ciclos naturales de la vida, sin llevar a la Tierra y a sus animales al extermino. Sin llevarnos a nosotros mismos al exterminio.

In Lak'ech, Hala Ken. Yo soy tú, como tú eres yo. No existen las separaciones. No existen las diferencias. Somos uno entre todos. Humanos, animales, plantas. Somos uno con el Universo. Y es hora de que empecemos a protegerlo.

 

Con amor,
Camila Cornejo Schilling

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